El histórico funicular de Glória, un ícono del transporte y la cultura lisboeta se convirtió en el escenario de una tragedia devastadora. El accidente, ocurrido al caer el funicular descontrolado por una colina inclinada, apagó 17 vidas y dejó a decenas heridas, sumiendo a Portugal en un duelo y reavivando preguntas sobre seguridad y responsabilidad institucional.
El accidente y sus consecuencias inmediatas
El 3 de septiembre de 2025, alrededor de las 18:05 en plena hora pico vespertina, uno de los coches del Elevador da Glória en Lisboa, descarriló cuando un cable de tracción se soltó.
Como consecuencia el vagón descendió a toda velocidad por la empinada Calçada da Glória hasta colisionar con un edificio cercano. Hasta el momento, el balance oficial señala 17 personas fallecidas y 21 heridas, cinco de ellas en estado crítico.
Entre las víctimas había ciudadanos extranjeros, y una familia alemana sufrió especialmente: un padre falleció mientras su hijo de tres años resultó levemente herido y su madre está graves condiciones.
Portugal declaró un día nacional de duelo y Lisboa tres días de luto municipal, mientras tres funiculares más fueron suspendidos para inspección inmediata.
En búsqueda de respuestas: Investigación y sombras de negligencia
Las autoridades activaron una investigación encabezada por el Ministerio Público, la Oficina de Prevención e Investigación de Accidentes Ferroviarios y Carris, la operadora responsable del funicular. Un testimonio clave sugiere que trabajadores habían alertado previamente sobre problemas de tensión en el cable, cuestión que podría haberse vinculado al siniestro.
Por su parte, Carris sostiene que todos los protocolos de mantenimiento diarios, semanales, mensuales y generales se cumplieron correctamente. No obstante, voces sindicales señalan que el contrato de mantenimiento con la empresa MAIN ha sido objeto de quejas recurrentes desde 2022.
Un patrimonio desolado: un funicular centenario entre tradición y peligro
El Elevador da Glória, inaugurado en 1885 y eléctrico desde 1915, es considerado más que un transporte: es patrimonio, símbolo de Lisboa y atractivo turístico que mueve a casi tres millones de personas al año.
Este innovador sistema funicular contempla la presencia dos coches conectados por un cable que actúan como contrapesos mutuamente, que recorre 265 metros con una inclinación superior al 17 % en apenas tres minutos.
Pese a su maravilla tecnológica ahora el trágico accidente no solo ha destruido un vehículo, sino que también ha quebrado la confianza colectiva en un pedazo de historia viva de la ciudad.
Más allá de la tragedia: reflexiones necesarias
Esta tragedia interroga nuestra capacidad para mantener seguros los patrimonios cotidianos. ¿Hubo fallas estructurales, supervisión descuidada o errores humanos? ¿Hasta qué punto las instituciones públicas priorizan la seguridad frente al turismo y la estética urbana?
Romper el silencio implica revisar protocolos, rendir cuentas y garantizar que los pasajeros residentes y visitantes, no sean víctimas del olvido institucional.