Las bases militares de EE. UU en Sudamérica han dado pasos decisivos para permitir mayor presencia militar estadounidense en su territorio, ya sea mediante reformas legales, acuerdos de cooperación o declaraciones públicas. Hoy conoceremos a dos países que han dado apertura a bases extranjeras.

Ecuador: Reforma constitucional y conversaciones abiertas
El 3 de junio de 2025, la Asamblea Nacional de Ecuador aprobó una reforma constitucional que permite la instalación de bases militares extranjeras, rompiendo una prohibición histórica vigente en la Carta Magna. Poco antes, en marzo, funcionarios ecuatorianos habían deslizado públicamente el interés de recibir una base estadounidense en territorio ecuatoriano.
La reforma aprobada deberá pasar por un referéndum nacional, que actualmente está programado para el 16 de noviembre de 2025, para decidir si se acepta o rechaza ese cambio constitucional. Si se aprueba, Ecuador no solo permitiría bases, sino una cooperación más profunda en seguridad, vigilancia e inteligencia con EE. UU.
Argentina: Acuerdos tácticos y proyectos latentes
Argentina ha fortalecido su cooperación militar con EE. UU. mediante compras de equipo (Stryker, F-16) y ejercicios conjuntos, lo que estrecha los lazos de defensa entre ambos países. También circulan reportes de que EE. UU. reactivó planes previamente discutidos (desde 2023) para bases militares estadounidenses financiadas en Argentina, aunque aún no confirmados oficialmente.
Sin embargo, recientemente Argentina aprobó con el decreto 697, permitir la entrada de 30 marines estadounidenses entre el 20 de octubre y el 15 de noviembre para ejercicios militares conjuntos. En Ushuaia y otros puntos del extremo sur se han discutido bases navales y centros logísticos con EEUU con vistas estratégicas hacia la Antártida.
Pese a que aún no existe un contrato de base permanente confirmado en Argentina en 2025, las señales muestran una apertura clara hacia una presencia militar más amplia.
Bases militares EE. UU en Sudamérica antes de 2025
Aunque la novedad en 2025 son los avances de Ecuador y Argentina, no es la primera vez que EE. UU. logra presencia militar en Sudamérica. Antes de estos acuerdos ya existían instalaciones o convenios estratégicos en otros países:
Colombia: mantiene desde inicios de los 2000 acuerdos de cooperación militar con EE. UU. en el marco del Plan Colombia. Oficialmente no se reconocen como “bases permanentes”, pero existen al menos siete instalaciones compartidas utilizadas para operaciones antidrogas y de inteligencia.
Perú: ha permitido en distintos periodos la presencia de fuerzas estadounidenses en bases aéreas como Iquitos y Nanay, principalmente para operaciones de interdicción aérea contra el narcotráfico.
Paraguay: en 2005 autorizó la presencia de tropas estadounidenses en la base Mariscal Estigarribia, cerca de la frontera con Bolivia y Brasil, bajo el argumento de ejercicios conjuntos y cooperación regional.
Guyana y Surinam: han sido receptores de tropas estadounidenses en ejercicios militares periódicos auspiciados por el Comando Sur (SOUTHCOM), aunque sin bases permanentes declaradas.
Sudamérica con puertas cada vez más abiertas
En 2025 Sudamérica comienza a reconfigurar su relación militar con EE. UU. Ecuador podría romper la veda constitucional de bases, mientras Argentina avanza en gestos simbólicos y operativos que anticipan una mayor integración defensiva.
Si bien es cierto la cooperación entre países es esencial para objetivos comunes en seguridad, el fenómeno plantea debates esenciales sobre soberanía, seguridad regional y las condiciones bajo las que se aceptan fuerzas extranjeras.