En las últimas dos décadas, Corea del Sur ha pasado de ser un actor periférico en la industria audiovisual a convertirse en un verdadero gigante cultural global.
El K-drama y las series televisivas surcoreanas no solo han ganado millones de seguidores en Asia, sino que ahora dominan plataformas como Netflix, Disney+ y Viki, seduciendo audiencias en América, Europa y África.
Pero ¿cómo lograron conquistar el planeta? Este reportaje especial recorre la historia, las claves de su éxito y el impacto cultural del fenómeno coreano.

De Seúl al mundo: la historia de un fenómeno
El K-drama no nació de la noche a la mañana. Este género surgió en los 90 y se conoce que las primeras telenovelas coreanas se exportaron a China, Filipinas y Japón.
El melodrama ‘Winter Sonata’ (2002) fue uno de los primeros éxitos internacionales, abriendo paso a una ola creciente conocida como Hallyu. Paralelamente, series como Escalera al Cielo y Los chicos son mejores que la flores consagraron la popularidad de estas producciones.
La industria logró un crecimiento rápido gracias a el respaldo del gobierno surcoreano y un público ávido por historias emocionales, bien producidas y visualmente atractivas.

La fórmula del éxito
Historias universales y culturales
Los K-dramas combinan valores tradicionales familia, amor, honor con temas universales como la justicia social, las segundas oportunidades y la superación personal. Esto permite que públicos de distintas culturas y países se identifiquen con los personajes y las tramas.
Calidad cinematográfica
Las producciones coreanas se destacan por su impresionante calidad técnica, dirección artística cuidada, fotografía elegante y música emotiva, logrando así competir con el cine internacional.
Episodios limitados y ritmo ágil
A diferencia de las telenovelas latinoamericanas, los K-dramas suelen durar entre 12 y 20 episodios, lo que les da un ritmo narrativo más ágil y satisfactorio para el espectador. Además, la trama contiene múltiples giros de historia manteniendo el interés de sus televidentes.

Impacto cultural y económico
El impacto de los K-dramas va más allá de la pantalla. Han impulsado el turismo en Corea del Sur, popularizado la gastronomía coreana y consolidado una imagen moderna y sofisticada del país.
Las exportaciones culturales generaron más de 10 mil millones de dólares para Corea del Sur en 2024, según el Ministerio de Cultura.
Asimismo, las plataformas de streaming reportan que títulos como Crash Landing on You, Squid Game o Extraordinary Attorney Woo han roto récords de audiencia.

¿El nuevo Hollywood?
Con premios internacionales, contratos millonarios con plataformas globales y una creciente legión de seguidores, Corea del Sur ya compite directamente con Hollywood en influencia cultural.
Sin embargo, el reto ahora es diversificar los géneros y sostener la calidad para no saturar al público.

El K-drama ha demostrado que las buenas historias, bien contadas, no conocen fronteras. Lo que comenzó como una moda regional hoy es un fenómeno global, y su influencia sigue creciendo.
Para los fanáticos, la pregunta no es si habrá más, sino qué nuevas emociones nos traerá la próxima ola coreana.