En 2021, el metaverso era la próxima gran frontera digital. Hoy, parece un experimento fallido. ¿Qué salió mal y qué lecciones deja para el futuro de la tecnología?
Metaverso: el boom que prometía cambiarlo todo
Cuando Mark Zuckerberg anunció en 2021 que Facebook pasaría a llamarse Meta y apostaría todo al metaverso, el mundo tecnológico reaccionó con entusiasmo, muchos otros, con escepticismo. Su creador prometía un universo paralelo virtual donde trabajar, socializar y entretenerse con avatares digitales sería posible implementando gafas de realidad aumentada como puerta de entrada.
La promesa era enorme: descentralización, inmersión total, nuevas economías, incluso una ¨segunda vida¨. Inversionistas, empresas y medios apostaron por la visión.

Los millones que se esfumaron en la nube
Se conoce que Meta invirtió más de 36 mil millones de dólares en su división Reality Labs en menos de cuatro años. Sin embargo, las cifras no acompañaron: pocas personas usaban Horizon Worlds, el software central de su metaverso.
El diseño gráfico era rudimentario, las interacciones artificiales, y el hardware costoso, provocando que para los usuarios la experiencia resultara lejana, incómoda y poco atractiva.
Incluso dentro de la propia Meta, ejecutivos se quejaban de tener que asistir a reuniones en mundos virtuales incómodos que nadie quería usar.

Factores que explican el fracaso
Varios elementos explican por qué el metaverso perdió impulso:
- Alta barrera tecnológica (requería gafas costosas)
- Baja adopción fuera del nicho gamer
- Interfaces poco intuitivas
- Falta de motivación clara para el usuario promedio
- Competencia con tecnologías más inmediatas como la IA generativa o los smartphones
- Ausencia de una narrativa atractiva que conecte emocionalmente con la gente
La realidad virtual sigue viva, pero más humilde
Aunque el metaverso de Zuckerberg perdió tracción, la realidad virtual no ha muerto. De hecho, se ha reubicado en nichos más específicos como los simuladores de entrenamiento. Esto se realiza por medio de prácticas especialmente configuradas para profesionales en formación como médicos, pilotos y militares.
También se usa en las terapias de exposición para salud mental, el arte inmersivo, los videojuegos, aplicaciones industriales y diseños en 3D colaborativos. Por ahora, el sueño de un universo alterno persistente y social está en pausa, pero las herramientas detrás aún tienen valor.

Lecciones para el futuro digital
La caída del metaverso nos deja advertencias claras: la tecnología no basta y el valor percibido por el usuario es clave. Tal vez el metaverso fue un paso apresurado hacia un futuro que aún no estamos listos para habitar.
Zuckerberg apostó por el metaverso como el próximo capítulo de Internet, pero terminó en un callejón sin salida. Sin embargo, la historia de la tecnología está llena de fracasos que siembran las bases del futuro.
Quizás el metaverso renazca de otra forma, más real, más útil y más humana. Mientras tanto, el mundo vuelve a mirar hacia otras promesas tecnológicas como la IA, la web descentralizada o la computación cuántica.