Hablar hoy de un “Plan de Paz para Ucrania” no significa hablar de un solo documento, sino de varias hojas de ruta en competencia.
La “fórmula de paz” de Zelenski, los posicionamientos de China y Brasil, los esfuerzos de Suiza, Arabia Saudita, el Vaticano, y, más recientemente, un plan respaldado por Estados Unidos que incluye concesiones territoriales encendiendo alarmas en Kiev y en Europa.
Todo esto ocurre mientras la guerra sigue activa y las posiciones de Ucrania y Rusia siguen, en lo esencial, enfrentadas. A continuación, un panorama ordenado de qué planes de paz existen, qué proponen y por qué es tan difícil convertirlos en realidad.
La “Fórmula de Paz” de Ucrania, el plan que Kiev considera no negociable
El punto de partida oficial de Ucrania es el plan de 10 puntos presentado por Volodímir Zelenski en el G20 de Bali (noviembre de 2022) y desarrollado después en documentos como el Ukraine’s Peace Formula Philosophy. Los ejes principales son:
Seguridad nuclear y radiológica
Garantizar la seguridad de instalaciones como Zaporizhzhia, ocupada por Rusia, y evitar cualquier riesgo de catástrofe nuclear.
Seguridad alimentaria
Proteger las exportaciones de grano ucraniano hacia países vulnerables y restaurar la libertad de navegación en el mar Negro.
Seguridad energética
Limitar la capacidad de Rusia de usar la energía como arma y ayudar a Ucrania a reconstruir una red energética devastada por los bombardeos.
Liberación de prisioneros y deportados
Intercambio “todos por todos” y retorno de los civiles deportados, incluidos miles de niños trasladados a Rusia, tema que hoy es eje de negociaciones donde incluso participa el Vaticano.
Integridad territorial y retirada de tropas rusas
Sin retirada de fuerzas rusas de los territorios ocupados (incluidos Crimea y el Donbás) no hay paz “justa” para Kiev.
Justicia
Creación de un tribunal especial para el crimen de agresión y mecanismos de reparación, incluyendo el uso de activos rusos congelados.
Los demás puntos abordan la protección del medio ambiente, garantías de seguridad a largo plazo (el llamado Kyiv Security Compact), la prevención de nuevas agresiones y la formalización del fin de la guerra.
En resumen, para Ucrania, el plan de paz es volver al respeto de su integridad territorial, reparar el daño y garantizar que Rusia no pueda atacar de nuevo.
La cumbre de Suiza y el “marco de paz” apoyado por decenas de países
El esfuerzo más visible para internacionalizar el plan ucraniano fue la Cumbre sobre la Paz en Ucrania organizada por Suiza en Bürgenstock los días 15 y 16 de junio de 2024.
Participaron delegaciones de más de 90 países y organizaciones. Rusia no fue invitada (ni mostró interés en asistir), y China decidió no acudir.
El resultado fue un comunicado conjunto que reafirmó el respeto a la integridad territorial de Ucrania y la vigencia de las resoluciones de la ONU que condenan la invasión. Se centró en tres temas “mínimos” donde era más fácil lograr consenso:
- Seguridad nuclear.
- Seguridad alimentaria y navegación en el mar Negro.
- Aspectos humanitarios (prisioneros, deportados).
Los propios analistas que siguieron la cumbre señalaron que no fue un acuerdo de paz, sino un intento de construir una base común entre países muy distintos, usando la fórmula ucraniana como marco y el derecho internacional como lenguaje compartido.
Desde entonces, Kiev ha intentado sumar apoyos en África, América Latina y Asia para esta visión, con reuniones y giras diplomáticas específicas.
El plan de China y las propuestas del “Sur Global”
Mientras Ucrania empuja su propia fórmula, otros actores han presentado documentos de paz con énfasis diferente, sobre todo desde el llamado Sur Global.
El documento de 12 puntos de China
En febrero de 2023, China publicó “China’s Position on the Political Settlement of the Ukrainian Crisis”, conocido como el “plan de paz chino”. Incluye 11 líneas generales:
- Respeto a la soberanía de todos los países.
- Abandono de la “mentalidad de Guerra Fría”.
- Freno a la expansión de bloques militares.
- Alto el fuego.
- Reanudación de negociaciones.
- Protección de civiles.
- Protección de prisioneros.
- Seguridad nuclear.
- Facilitación de exportaciones de grano.
- Rechazo a sanciones unilaterales.
- Apoyo a la reconstrucción de posguerra.
Críticos en Kiev y en Occidente señalan que el documento no exige la retirada de Rusia, es ambiguo sobre la responsabilidad de la agresión y pone mucho peso en las “preocupaciones de seguridad” de Moscú.
Varios análisis lo describen más como un posicionamiento diplomático de Pekín, interesado en aparecer como actor de paz sin romper con Rusia.
La propuesta conjunta China–Brasil
En mayo de 2024, China y Brasil publicaron un “consenso de seis puntos” sobre la solución política de la guerra, pidiendo una conferencia internacional reconocida por Rusia y Ucrania, con participación igualitaria y discusión de todos los planes de paz.
Zelenski rechazó esa iniciativa por considerarla demasiado favorable a Rusia, al no insistir en la retirada de tropas y presentar la guerra como un “conflicto” simétrico.
Otros impulsos del Sur Global
Estudios sobre negociaciones señalan también iniciativas o llamados desde India, Sudáfrica, Turquía y otros países africanos y latinoamericanos, que promueven una salida negociada, alto el fuego inmediato o conferencias amplias con presencia rusa.
Su peso es real, sin embargo, sigue limitado por un hecho básico: Rusia y Ucrania mantienen objetivos incompatibles en lo esencial.
El nuevo plan de paz impulsado por Estados Unidos
Desde noviembre de 2025, la discusión pública gira alrededor de un plan de paz respaldado por la administración estadounidense (bajo Trump) que ha generado fuerte controversia.
Según filtraciones recogidas por Reuters, medios europeos y fuentes diplomáticas:
- El borrador original tenía 28 puntos, ahora reducido a unos 19.
- Prevé que Ucrania ceda el conjunto de la región del Donbás y reconozca la anexión rusa de Crimea, Luhansk y Donetsk.
- Limita el tamaño de las fuerzas armadas ucranianas (se habla de un tope en torno a 600.000 militares).
- Excluye la membresía de Ucrania en la OTAN y propone un pacto de no agresión Rusia–Ucrania–Europa.
- Incluye un esquema de garantías de seguridad lideradas por Estados Unidos y levantamiento gradual de sanciones a Rusia, condicionado al cumplimiento del acuerdo.
Reacciones
- Zelenski, ha dicho que está dispuesto a trabajar “honestamente” con Estados Unidos sobre cualquier propuesta, pero ha advertido que no aceptará una capitulación disfrazada. Lo que define este momento como uno de los más difíciles de la guerra, porque rechazar el plan puede implicar perder apoyo crucial de Washington.
- Putin, por su lado, ha dicho que el plan estadounidense podría ser “base” para negociar, pero exige aún más concesiones territoriales y sostiene que Ucrania debe retirarse de áreas que Rusia ocupa actualmente. Además, insiste en que el liderazgo ucraniano es “ilegítimo”, lo que complica cualquier tratado formal.
Mientras tanto, el enviado estadounidense Dan Driscoll mantiene reuniones separadas con Kiev, Moscú y socios europeos para ajustar el texto en un proceso que se desarrolla entre filtraciones, críticas y presiones públicas.
En términos simples, este plan busca terminar la guerra congelando en gran medida la situación actual sobre el terreno. Algo que Ucrania considera incompatible con su “paz justa” y que muchos europeos temen que legitime la agresión rusa.
Arabia Saudita, Suiza, Vaticano otros canales de diálogo y mediación
Además de los grandes documentos, hay canales paralelos centrados en aspectos específicos o en crear clima político.
- Arabia Saudita ha acogido varias rondas de conversaciones en Jeddah y Riad, reuniendo a Ucrania, Estados Unidos, países europeos y actores del Sur Global.
- El Vaticano ha ganado un rol humanitario, especialmente en la cuestión de niños ucranianos deportados a Rusia y prisioneros civiles.
- Kiev ha pedido formalizar ese papel; sin embargo, analistas apuntan que Moscú recela profundamente de una mediación católica y que es improbable que acepte al Vaticano como árbitro principal del conflicto.
Foros como Davos y el G7 han servido para coordinar posiciones entre aliados de Ucrania, enfatizando la idea de “nada sobre Ucrania sin Ucrania”, es decir, que ningún acuerdo se imponga sin el visto bueno de Kiev.
Estos esfuerzos no han producido aún un alto el fuego, pero muestran que la arquitectura del plan de paz no será obra de un solo actor, sino de una negociación compleja, superpuesta y muy condicionada por el campo de batalla.
Obstáculos de fondo por qué ningún plan de paz despega de verdad
Aunque sobre el papel hay múltiples propuestas, varias razones estructurales impiden que un “Plan de Paz para Ucrania” se convierta en proceso real:
Líneas rojas incompatibles
Ucrania exige la restauración de su integridad territorial y justicia por los crímenes de guerra. Rusia pretende consolidar sus anexiones y obtener garantías contra la expansión de la OTAN, sin admitir responsabilidad por la agresión.
Equilibrio entre paz y justicia
Cualquier propuesta que incluya amnistías amplias o reconocimiento de fronteras cambiadas por la fuerza encuentra la oposición de sectores ucranianos, europeos y organizaciones de derechos humanos. Esto, avisa del peligro de legitimar la agresión.
Geopolítica global
Planes de actores como Estados Unidos, China o Brasil no son neutrales. Reflejan también sus intereses estratégicos, su relación con Rusia y su visión del orden internacional.
Esto hace que cada iniciativa sea leída tanto como propuesta de paz, como movimiento en el tablero geopolítico.
Realidad militar sobre el terreno
Las propuestas cambian según quién tenga la iniciativa militar. Cuando Ucrania avanza, habla más fuerte su fórmula de paz; cuando Rusia gana terreno o cuando el apoyo occidental se resiente, toman protagonismo propuestas que “congelan” la situación, con más presión para que Kiev ceda.
Fatiga internacional y opinión pública
A medida que la guerra se prolonga, crece la presión en muchas sociedades para “acabar con esto”, incluso a costa de concesiones.
Eso abre el espacio político para planes polémicos, pero también provoca resistencias de quienes temen que una “paz rápida” sea solo una pausa antes de la próxima guerra.
Paz, sí pero ¿a qué precio y para quién?
Visto en conjunto, el llamado “Plan de Paz para Ucrania” es hoy más bien un campo de batalla diplomático donde se cruzan visiones distintas de justicia, seguridad y orden mundial.
- Para Ucrania, la paz sin restitución territorial ni justicia sería una capitulación histórica, una invitación a que futuras agresiones se repitan.
- Para Rusia, aceptar una retirada completa significaría reconocer el fracaso de la guerra y asumir costos políticos internos que el Kremlin, de momento, no está dispuesto a pagar.
- Para Estados Unidos, Europa, China, Brasil, Arabia Saudita y otros actores, cada plan también mide su influencia, sus alianzas y su capacidad de dar forma al mundo posterior a la guerra.
En medio de todo, quedan los millones de ucranianos desplazados, las ciudades destruidas, los familiares de desaparecidos y los soldados (de ambos lados) que siguen muriendo mientras se discuten borradores y comunicados.
Si algo demuestra la historia reciente es que la paz firmada sobre la base del miedo o la imposición suele ser frágil.
Ucrania (Siria, como Bosnia, como tantas otras geografías) está pagando en vidas el precio de todos los cálculos, los titubeos y las ambiciones ajenas.
