El 1 de octubre de 2025, efectivos de la Policía Militar del Amazonas localizaron a un jaguar exhausto que luchaba por no hundirse en el Río Negro, frente al barrio Ponta Negra, en Manaus (Amazonas, Brasil). El rescate, captado en video, fue inmediato. Usaron un flotador improvisado para estabilizar al animal y acercarlo a la orilla.
Las heridas de guerra en un animal silvestre
En el examen veterinario inicial, se identificaron heridas múltiples de bala, más de 30 fragmentos de metralla en cabeza y cuello, dientes rotos e inanición. El jaguar fue trasladado a una clínica en Manaus bajo cuidados intensivos. En esta acción participaron patrullas ambientales y técnicos de fauna del estado.
En tierra, equipos veterinarios estabilizaron al felino, administraron fluidos, antibióticos y analgésicos. Luego fue trasladado a un centro de recuperación o zoológico para vigilancia y tratamiento prolongado. Aunque estabilizado, su recuperación será lenta.
Las autoridades evalúan si podrá reintroducirse en su hábitat o si vivirá permanentemente en cautiverio. La investigación por caza ilegal hasta el momento está abierta.
Los jaguares en la zona amazónica brasileña
Un estudio que modelizó la densidad de jaguares en 447 áreas del Amazonas brasileño (que cubren unos 1.755.637 km², es decir, 41,7 % del Amazonas brasileño) estimó que esas áreas albergan cerca de 26.680 jaguares según los modelos aplicados.
En otras estimaciones para el conjunto del bioma amazónico, se calcula que podrían existir 79.000 jaguares en todo el Amazonas brasileño. En el ranking nacional, se afirma que Brasil alberga el mayor número de jaguares del mundo, con 86.800 ejemplares estimados dentro del país.
Estas cifras sugieren que, aunque Brasil aún concentra una parte sustancial de la población silvestre de jaguares, gran parte de esa población se halla en regiones remotas del Amazonas, muchas de ellas bajo presión constante.
¿Es común la cacería de jaguares en esa zona?
La cacería ilegal de jaguares es una amenaza documentada y persistente en la Amazonía brasileña. En reportes sobre el comercio ilegal de vida silvestre, se ha documentado tráfico de pieles, colmillos y partes del jaguar incluso hacia mercados asiáticos.
En estudios regionales se reportan incautaciones frecuentes, por ejemplo, entre 2019 y 2021, en Brasil se han documentado casos de jaguares cazados con fines ilegales. En la Amazonía se ha alertado que la cacería, junto con la deforestación y los incendios, figura como una de las principales amenazas para la especie.
En informes de organizaciones conservacionistas, se señala que muchos jaguares mueren como represalia al atacar ganado, o por violencia colateral con cazadores que apuntan a otros animales. La cacería ilegal es una realidad en la Amazonía que golpea no solo a ejemplares aislados (como el de Manaus), sino a poblaciones enteras, especialmente en zonas con poca vigilancia estatal.
Cuando la bala amenaza al rey del bosque
El jaguar es una especie clave en los ecosistemas amazónicos. Su caza ilegal y la impunidad siguen siendo una tragedia silenciosa. Este caso nos recuerda que cada individuo importa, su pérdida afecta cadenas ecológicas enteras.
Frenar la caza, fortalecer penas y promover conciencia ambiental no es solo proteger animales, es defender la salud del planeta.