La muerte de Miguel Uribe sacude el presente político colombiano y revive la sombra de la violencia política en Colombia.
A los 39 años, Uribe Turbay falleció el 11 de agosto de 2025, dos meses después de haber sido victima de un atentado que truncó su trayectoria como precandidato presidencial y que ahora deja al país enfrentando, nuevamente, el dolor de un magnicidio.

El atentado que cambió el curso de su vida
En una actividad política el 7 de junio de 2025 en el parque El Golfito (Modelia, Bogotá), Uribe Turbay, recibió varios disparos, dos de ellos en la cabeza y otro en la pierna.
Tras las investigaciones las autoridades confirmaron que los disparados fueron perpetrados por un adolescente de 14 años que habría sido contratado como sicario. Actualmente el joven permanece detenido, no obstante, existe inconformidad con el sistema judicial pues al ser menor de edad, no puede ser ingresado en un cárcel.
El ataque, que fue filmado y ampliamente difundido, generó gran conmoción nacional, despertando ecos del horror político de décadas pasadas.

Hospitalización y muerte de Miguel Uribe
Según medios colombianos tras el atentado, urgentes cirugías fueron practicadas al senador y político, en la Fundación Clínica Santa Fe de Bogotá. A pesar de algunas señales de mejoría, el daño fue irreversible.
Finalmente, a la madrugada del 11 de agosto de 2025, se anunció su deceso debido a una hemorragia del sistema nervioso central, después de casi dos meses en estado crítico.
Luego de la noticia su esposa, María Claudia Tarazona, publicó en redes sociales un profundo mensaje, «Le pido a Dios que me muestre el camino para aprender a vivir sin ti. Descansa en paz, amor de mi vida, yo cuidaré de nuestros hijos«, expresó.

Contexto político y resonancias históricas
Uribe Turbay no era un político más. Su madre, la periodista Diana Turbay, fue asesinada en 1991 tras un secuestro por el Cartel de Medellín; su abuelo Julio César Turbay Ayala fue presidente de Colombia (1978–1982).
Su muerte reabre heridas colectivas, pues Colombia enfrenta hoy, a nueve meses de las elecciones presidenciales de 2026, una nueva amenaza a la libertad política.

Investigación y reacciones públicas
Las autoridades anunciaron la captura de seis personas vinculadas al atentado, entre ellos un presunto autor intelectual, apodado «El Costeño», de 14 años. Al momento el crimen ha sido catalogado como un magnicidio por la Fiscalía, lo que agrava su dimensión democrática.
Sin embargo, existe un aire de resignación entre sus seguidores y partidarios pues se conoce que el responsable al ser menor de edad enfrenta a una pena máxima de solo ocho años de prisión.
Tras el suceso el país expresó rechazo y dolor, desde el presidente Gustavo Petro hasta líderes internacionales, como el Secretario de Estado de EE.UU. Marco Rubio, quienes exigieron justicia y además, reforzar la seguridad de los aspirantes políticos
Miguel Uribe: ¿Deja un panorama sombrío para 2026?
Este lamentable hecho debería impulsar un debate profundo sobre la seguridad electoral, las radicalizaciones políticas y la fragilidad de nuestra democracia. ¿Cómo garantizar un proceso sin amenazas, sin que el poder se convierta en blanco de balas?
La muerte de Miguel Uribe Turbay es una herida que exige respuestas en lugar de indiferencia. ¿Podrá Colombia aprender de este dolor? ¿Seremos capaces de reivindicar nuestra democracia con mayor unidad, justicia y seguridad para quienes aspiran a liderar el país? La reflexión que esto deja debe vivificar nuestro sentir ciudadano.